La escuela online de la era moderna.
Acababa de dejar la universidad.
Recuerdo vivir los peores años de mi vida. Levantándome todas las mañanas para ir a un sitio en el que no quería estar, rodeado de personas sin ambición, y aprendiendo de personas sin funcionarios.
Miles de personas van asisten a esos mismos grados universitarios con la esperanza de, algún día, finalizarlo y entonces "conseguir un buen empleo".
Un buen empleo que, como te podrás imaginar, nunca acaba llegando.
Cada día los grados universitarios tienen menos exclusividad, los contenidos están obsoletos y tienen que seguir regulaciones aún más obsoletas del gobierno, lo que crea un sistema educativo rígido, desactualizado, poco enfocado al mercado laboral y demasiado enfocado a "pasar exámenes".
No sentía que fuera mi lugar. No quería ser "uno más del montón". Soñaba con hacer cosas mucho más grandes.
Después de darme de baja definitivamente del grado, pasé unos meses conmigo mismo, aislado, sin apenas salir de casa, pensando qué quería hacer.
Siempre me había encantado el mundo de las finanzas. O mejor dicho, de las inversiones. En ese momento, mis únicos ingresos venían de mis inversiones en finanzas descentralizadas.
Había aprendido a generar ingresos pasivos en un nuevo sistema financiero descentralizado (DeFI) basado en tecnología Blockchain. Era todavía algo completamente desconocido (y diría que lo sigue siendo).
En ese momento, comencé a compartir mis conocimientos sobre finanzas e inversiones en una cuenta de Instagram.
Cuando tenía 16 años, me había obsesionado por aprender acerca de embudos de ventas y marketing digital. Cuando lo aprendí nunca pensé que 5 años después, ese conocimiento podía cambiarme la vida para siempre.
Todo lo que sé de marketing lo aprendí mediante psicología inversa. Lo único que hacía era observar qué hacían los grandes "players" del sector en común.
Me di cuenta de que nadie en el sector de las finanzas e inversiones estaba aplicando con éxito metodologías de marketing digital y ventas para el sector. Vi una clara oportunidad de oro.
Empecé a aplicar todo lo que había aprendido años atrás.
Creé la página web de la empresa (porque sí, había aprendido desarrollo web), creé los embudos de ventas (había aprendido a diseñar landings y crear automatizaciones), puse en marcha campañas de Facebook Ads (también lo había aprendido años atrás), email marketing, redacté los textos, y un largo etcétera.
Cuando la empresa empezó, había 0 empleados. Ni si quiera yo tenía un sueldo. Yo hacía absolutamente todo. Hasta me editaba los vídeos que subía a Instagram.
En menos 1 año nos convertimos en una de las academias de inversiones más vendidas de habla hispana, con más de 4000 estudiantes pagando una suscripción de más de 1000 euros anuales.
Durante este año, recibí muchas veces la misma pregunta: ¿Por qué la gente paga vuestra suscripción, si no sois una formación oficial?
La respuesta es sencilla y compleja al mismo tiempo. La razón, es porque la gran mayoría de gente, no quiere hacer una formación oficial. Los deseos de nuestros clientes van mucho más allá. Nuestros clientes quieren mejorar algo en sus vidas. Puede ser que quieran aprender una profesión que les permita pasar más tiempo con su familia. Puede ser proteger su dinero de la inflación para dejar una buena herencia a sus hijos. Pueden ser muchas cosas, pero nuestros clientes no se levantan por la mañana pensando "quiero hacer una formación oficial". Por eso nos eligen a nosotros, porque alineamos nuestras formaciones con sus sueños. No vendemos formación, vendemos el vehículo que ellos necesitan para satisfacer sus sueños y lograr lo que para ellos es el éxito.
El éxito de nuestra escuela no tardó en hacerse sonar y pronto entraron muchos competidores en el mercado. Algunos de ellos, con mucha más experiencia en marketing que nosotros. Este momento coincidió con el año 2022, que fue uno de los peores años de la historia para los mercados financieros. Todo se volvió más complicado.
Recuerdo un día estar en nuestras oficinas en Dubái mirando por la ventana de mi despacho. Era un día lluvioso, lo cual es poco habitual en Dubái.
Llevaba tiempo pensando... Si nuestro modelo educativo tuvo éxito en el sector de las finanzas, lo tendrá en otros sectores. La pregunta es, ¿en qué sectores el mundo necesita nuestra empresa?
El mayor